Como éste es un blog personal y no una necrológica ni la wikipedia,
voy a contar algunas de mis experiencias con el cine que hizo Alfredo Landa.
La primera peli que vi de él (teniendo recuerdo de ello, tal vez hubo otras antes) fue Solo ante el streaking. Debía tener catorce o quince años, y solo guardo de la película el recuerdo de unas pocas tetas presiliconeras (estábamos a mediados de los 70). Poca cosa y un guión absurdo; hasta la palabra streaking ha desaparecido. Fui solo porque un compañero hijo de guardia civil me dio su pase. Seguramente fue la primera vez que fui al cine sin compañía, saludable costumbre que repito a menudo, especialmente por conservar a los amigos. También fui solo a ver otras dos películas con algunos planos anatómicos y escaso argumento: Furia española y La corea; lo siento, tuve una juventud poco transgresora en esto.
Mi siguiente recuerdo me lleva a Los santos inocentes, prueba de que los libros, siendo maravillosos, no siempre son mejores que las películas. A veces encontramos joyas por partida doble y en doble lenguaje. Lo malo de Los santos inocentes es que es difícil decidir quién está mejor: pocas veces he visto un elenco de actores en estado de gracia sin excepciones. Creo que lo mejor de Landa es la mirada, entre resignada, temerosa y digna.
Después lo he vuelto a disfrutar en la genial La vaquilla, que muchos progres de la
época rechazaron no sé por qué (¿insuficiente compromiso político?). Con ella
Landa alcanza su segunda época de comedia, su cumbre.
También tengo un especial recuerdo de una película que no es
muy buena, porque, al contrario que en las otras, el grupo de actores no está
bien seleccionado ni se han esmerado en exceso… excepto Alfredo Landa. Hablo de
El río que nos lleva, basado en la
novela de José Luis Sampedro. Estuve en una escena del rodaje, cerca de Molina
de Aragón, pero sólo vi al inexpresivo Tony Peck, una mala elección. Si alguien
la ve por primera o segunda vez, que se fije en Alfredo Landa. Es cierto eso
que se dice: la cámara quiere más a unos actores que a otros. Landa no necesita
ni hablar, cuando aparece en pantalla la llena y los otros actores se disuelven
en el paisaje. Basta su mirada triste que contiene una triste historia. No
necesita gesticular absurdamente ni impostar la voz. Es Alfredo Landa y unos
pocos fotogramas con él dentro
justifican la película.
Me gustó también en las sucesivas entregas de El Crack, un tipo de papeles muy poco
frecuentes en el cine español y que Landa bordaba. Excelente en La marrana, Landa no era Landa, sino su
personaje. Y también será para siempre Sancho Panza.
Sé que hizo mucho cine alimenticio y alguna que otra serie de
televisión más bien lamentable. Y qué. O es que nadie hace trabajo alimenticio,
informes deplorables, clases infumables, etc. Y a ver quién es capaz de
encontrar en su biografía algo comparable a lo que hizo Alfredo Landa.
Ya estás montando un plató, San Pedro. Y el speech que lo haga Constantino Romero.
Era uno de los mejores, como tú dices con su mirada llenaba la pantalla sin hablar. Si tengo que elegir me quedo con la peli Los Santos Inicentes" (no leí el libro), magistral. Y lo del plató..., pues seguro que algo montan por donde estén, poruqe eso de ser sctor se lleva en el alma, más que en la sangre.
ResponderEliminarBesos
Mientras buscaba imágenes de él en Internet tenía esa impresión: su mirada. En esos grandes papeles está siempre su mirada, por eso he puesto la de "El Crack" (no he encontrado ninguna en condiciones de "El río que nos lleva"). También la última,el mejor Sancho Panza posible, casi el único, pese a que le faltaba algo de volumen perimetral.
EliminarLee el libro, mujer, que es rara avis en la prosa de Delibes, por el estilo, no por el tema. Por cierto, la otra noche la pusieron y me llamó un amigo para decir que sentía que los señoritos de la peli se parecen mucho, pero mucho, a los actuales, esos que se cachondean cuando dan las cifras del paro e insisten en que España está mejorando gracias a su estupenda gestión económica. Tengo la impresión de que los últimos muertos de la cultura española no han hecho otra cosa que emigrar a mejores lugares. Por no ser testigos.
Para mí también es "Los Santos Inocentes" y el personaje de Sancho Panza lo mejor suyo. Y lo mejor de casi todo. No he visto "La vaquilla".
ResponderEliminarTodos tenemos que comer y pagar facturas, así que lo que hizo no tan bueno sencillamente lo humaniza.
Le echaré de menos.
Pd: me gusta esa frase tuya que dice que vas solo al cine, para no perder a los amigos: muy buena. Y las dos últimas: seguro.
Bueno, alguna vez voy acompañado. Mi misantropía no es patológica. Incluso a menudo el que tiene ganas de no volver a ver a alguien soy yo: es que al personal le gustan unas cosas...
ResponderEliminarPonte con "La vaquilla". Pero ya mismo mateix. Por aquí no vuelvas con los deberes por hacer.
Bueno, vuelve, sí. Pero mírate la peli, que te gustará, que pasarás un rato muy agradable. Ahora está en cartel "La mula"; leí el libro y me gustó, pero no pude evitar pensar que debe mucho a "La vaquilla".
Me quedé de piedra cuando lo vi en "El crack".
ResponderEliminarEn "Los santos inocentes"..., no hay palabras. En efecto, esa mirada que asume el vasallaje, ese esquema corporal de cuando se acerca, gorra en mano, al señorito para decirlo no sé qué y lo mira de abajo hacia arriba. Es indescriptible una capacidad interpretativa así.
Y en "La Vaquilla"..., oro blanco vestido de soldado republicano. Magistral.
Pero el Landa de el "landismo" es mucho más que eso, mucho más, casi un arquetipo.
Todos incidís en su mirada, y es cierto. Cuando oigo o leo algo sobre su figura, lo primero que visualiza mi cabeza es la expresividad de su mirada. Es un actor que ha acompañado toda mi vida, siempre ha estado ahí, igual que la voz de Constantino, y reconozco que estos días, cuando escuché las noticias, sentí una cierta extrañeza, como si me arrebataran algo... No obstante, siempre, SIEMPRE, estarán presentes en nuestro recuerdo y en su maravilloso trabajo.
ResponderEliminarEl landismo es casi una idea platónica. Pero al final ni siquiera Landa era landista. Lo descubrimos (el probablemente ya lo sabía), cuando lo sacaron de ese estrecho pasillo y le dijeron que era un actor.
ResponderEliminarMe los imagino a ambos jugando al mus, allá donde sea. Lo tenéis claro, ángeles y arcángeles. Si Constantino vocea eso de "¡Órdago a la grande!", se terminó: perdisteis.
A mí la película de Los Santos Inocentes también me gustó más que el libro. Ese estilo experimental de Delibes con escasa puntuación y pausas casi inexistentes me resultó incómodo de leer. Por cierto, tampoco he visto La vaquilla...
ResponderEliminarSorprendente, ¿verdad? Un autor tan pulcro como Delibes, y en un tema tan social y naturalista, y se atreve con esa (falta de) puntuación. Sin embargo, me acostumbré enseguida, aunque no sigo sin entender el objeto de esa experimentación.
EliminarLo de "La vaquilla"... corre a verla.